Julio del 93

Posted on 22:10 by 3libras | 0 comentarios

Mi abuela lo resolvía todo con una varita, ella enseguida encontraba una y hacía ponderar el orden; la usaba para espantar algún perro que podía romperle las plantas, amenazaba a los nenes que iban con una gomera tratando de matar palomas, y me defendía de los enemigos típicos e infaltables (siempre tan problemático) del barrio, esos chicos más grandotes y que por edad gustan demostrar poder con los más pequeños y peor si esos pequeños son irreverentes; la abuela tenía mucho trabajo, dentro y fuera de casa. Sabía muy bien como imponerse entre las mujeres y hombres, frenaba las peleas entre mi vieja y mi hermana, entre mi vieja y mi viejo, entre mi vieja y sus hermanas ¿siempre mi vieja en los conflictos, no? ...pero también gritos en soledad, llamaba al silencio, todo con un simple gesto: Una Dama con mucho poder; mas como los contrastes le dan nombre a la vida, la abuela cocinaba para todos, pero no comía en la misma mesa con nosotros, no se sentaba en la cabecera como tendría que ser, lo hacía en un lugarcito en la cocina, yo la podía ver si estiraba el cuello, pensando quién sabe en qué, callada,
con temple y algo de tristeza, nunca perdió el humor, pero, supongo, los años nos van trayendo más y más gris,
y no sólo en el pelo.

Siempre estoy buscando una varita, pero nunca se parecen a las que ella usaba, quizá la esté buscando a ella, cosa que condenaría la acción a imposible, o quizá esté buscando resolver cosas. 


Leonardo Minotti