Cuando estamos mal, el tiempo corre al revés. Se pone algo caprichoso, sus lapsos se hacen largos o cortos, siempre en contra de nuestra conveniencia. Hay días que parecen tirar de un muro y otros donde la luna y el sol se encuentran tan cercanos, que podrían besarse. Es que así es el infierno, no hace falta morir para encontrarlo, una situación, una simple situación puede despertarlo, el consuelo se va y solo queda esperar, depender de ese ahora trastornado amigo llamado reloj para que nos cure, para que enfile su marchar en la dirección correcta y todo vuelva a ser como era. Hoy me encuentro en el mundo real, si, el mundo real, ese que vemos (instinto animal mediante) solo cuando un golpe nos deja más atentos. Caído el velo del conformismo, todo se agudiza, la felicidad (aunque poca y efímera) produce una increíble euforia, los pequeños enojos ahora son ira, los dolores se tornan insoportables y los miedos, a los miedos es mejor no despertarlos. Atravieso mis momentos deseando encontrar el camino de vuelta a mi jardín, mi estado mental ideal, la anestesia que produce el orden natural de las ideas... "Paginas para Nadie", es mi forma dejar documentado este periodo de incertidumbre, un pequeño recipiente para guardar todo lo que encuentre mientras regreso, mientras intento volver a ser yo. Son cartas prendidas fuego, pistas sobre mí mismo, una bitácora de la locura... Algún día desde el otro lado de la costa, leeré y, de alguna extraña manera, me sentiré acompañado.
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